#04 Iñaki Domínguez | La potencia sin control no sirve de nada
Iñaki Dominguez responde al cuestionario Keep Balling. Hablamos de fútbol y política, camisetas, la Ley Bosman, de las ligas de Tenerife y más
Iñaki Domínguez es licenciado en Filosofía y Doctor en Antropología Cultural. Más allá de lo académico, y citando su biografía de Twitter, se define como ensayista, modernólogo y juerguista profesional. Ha escrito ensayos como Macarras Ibéricos, Homo Relativos: del iluminismo al Matrix o Macarras intercelulares, entre otros.
Recientemente ha publicado la obra teatral San Vicente Ferrer 34. Una obra ambientada en Malasaña en la que varios toxicómanos rememoran la década de los setenta y ochenta viéndose acechados por vecinos y la policía; una tensión se resolverá en un acto final. Puedes comprar el libro aquí.
Iñaki nos visita para responder a algunas de las preguntas del cuestionario Keep Balling.
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¿Qué relación tienes con el fútbol?
Actualmente nula. No me gusta el fútbol tal y como está planteado a día de hoy. Me parece que es un negocio hecho para turistas y para sacar el máximo dinero. En general, no me gusta. Me gustaba el fútbol de antes, cuando yo era pequeño. Era del Barça por el Dream Team de Cruyff. Fui al Instituto Ramiro de Maeztu que era un instituto y colegio antimadridista. En este aspecto, siempre he sido antimadridista; mi segundo equipo sería el Atlético de Madrid.
Una anécdota curiosa, cuando el Barça ganó la liga con la primera derrota del Madrid en Tenerife, en el Ramiro de Maeztu pusieron el himno del Barça y todo el mundo aplaudía. Era curioso que en un colegio de Madrid la gente fuera tan antimadridista y pro Barça por el mero hecho de ser antimadridistas. Quizá tenía relación con la fuerza de Estudiantes en Madrid, que tenían unos valores diferentes a los del Real Madrid, eran antagónicos.
¿Has conocido a algún macarra que tuviera madera de futbolista profesional?
Conozco a un tío que siempre está en un bar que se llama Secret Karaoke, que está por la zona del Retiro. Es un tío con cierto aire macarrilla que se supone que iba a ser el nuevo Butragueño y que se rompió la pierna y no pudo avanzar en su carrera.
Eso te cuenta él, ¿no?
No, no, lo dice la gente. Hay gente que me habla de él como la esperanza del fútbol cuando era un chaval, pero que no pudo progresar por la lesión.
¿Una camiseta?
Quizá escogería la camiseta que llevo en una foto de Instagram. La del Barça de la temporada 1982/1983 en la que estaban Maradona y Schuster.
Históricamente, también me gustan mucho las camisetas del Inter de Milán, en especial la del patrocinio de Pirelli. Esta aparece en un anuncio extraordinario con Ronaldo y la música de los The Chemical Brothers. El lema era la potencia sin control no sirve de nada.
¿Con qué personaje histórico relacionado con el mundo del fútbol te irías a cenar?
Con Stoichkov, con Hristo Stoichkov. Me gustaba mucho. Era un tío antimadridista, un jugador con cojones, con personalidad. Aparte era un gran jugador.
¿Qué recuperarías del fútbol de antaño al actual?
Quizá el espíritu anterior, no tan orientado a lo comercial de una manera tan explícita. Es algo que no ocurre solo en el fútbol, sino que sucede en muchos otros ámbitos.
Por otro lado, me gusta que en la liga española jueguen jugadores extranjeros, pues dan un salto de calidad a los equipos. Sin embargo, también me gustaba que antes de la Ley Bosman jugarán un máximo de tres jugadores extranjeros por equipo. Favorecía que los jugadores nativos pudieran desarrollarse en la liga nacional. Es bonito y hay personas que en la actualidad lo valoran mucho con ejemplos como el del Athletic de Bilbao, un equipo que solo funciona con vascos. Puede tener una base un poco unilateral y nacionalista, pero, por otra parte, es sorprendente que un equipo con esta peculiaridad siempre ocupe los primeros puestos y nunca haya descendido.
¿El último partido que has visto en un campo de fútbol?
En un campo de fútbol, en directo, he visto muy pocos partidos. Probablemente, he visto solo dos. Recuerdo haber visto uno en el que me invitaron y jugaba Cristiano Ronaldo. Recuerdo también haber visto un Real Madrid-Sevilla cuando tenía 11 años. No soy mucho de ver fútbol en directo.
¿Un recuerdo futbolístico de la infancia?
Las tres ligas ganadas del Barça en el último minuto, dos en Tenerife y una en La Coruña con el penalti fallado de Djukic. También recuerdo mucho el gol de Koeman en la final contra la Sampdoria en 1992, en la primera Copa de Europa. Son imágenes de mi infancia que recuerdo con mucho gusto. También, por supuesto, las Eurocopas y Mundiales en los que los españoles no pasábamos de cuartos. No teníamos la capacidad, el carácter, ni la confianza para ganar. Por eso las dos Eurocopas y el Mundial ganados que vinieron después fueron increíbles. Con ese fútbol especial, sobre todo en la segunda Eurocopa en la que le metimos cuatro goles a Italia que nos había amargado toda la vida.
¿Cómo concibes la relación entre fútbol y política? ¿Es inseparable?
Yo creo que son tonterías. Cada persona tiene su visión política y como cualquier persona normal y corriente te puede gustar el fútbol. El ser de un equipo no define tu idea política.
Es cierto que hay grupos ultras que son de un tipo de facción política. Naturalmente si te introduces en el Rayo Vallecano, con los Bukaneros, no te vas a hacer de ultraderecha y si lo eres, por lo menos, lo vas a disimular. Lo mismo pasa con Indar Gorri de Osasuna. No obstante, creo que está habiendo mucho cambio. Por ejemplo, en el Barça, históricamente relacionado con el nacionalismo catalán, también tiene una facción de ultras racistas.
En resumen, lo entiendo como algo de grupos ultras.